lunes, 13 de enero de 2014

¿Y por qué leer?



La lectura es una gran ventana a la formación en todos los sentidos. Podríamos estar horas hablando acerca de los beneficios del libro para los niños, y no pararíamos jamás. 




El libro lleva al niño a querer leer, a buscar saber más. Aumenta su habilidad de escuchar y desarrolla su sentido crítico. Al seguir el curso de un historia, la sucesión de ideas, el niño les da coherencia, ubica personajes y escenarios, establece relaciones temporales y espaciales, con lo cual desarrolla la lógica y la agilidad de su mente para establecer conexiones. El libro le adentra en el mundo del arte, del dibujo y de la imagen a través de las ilustraciones. Aumenta la variedad de experiencias, y crea alternativas de diversión y placer para él.  Y mientras, el niño aprende también a convertir las palabras en ideas, su cerebro traduce las descripciones en lugares, personas, cosas, imágenes, etc., imagina lo que no ha visto, bucea en la situación emocional del personaje, reforzando su empatía, experimenta sensaciones nuevas como el peligro, el misterio... El niño se divierte o llora a través de los libros. Gracias a su lectura se pone en contacto con lugares, gentes y costumbres lejanas en el tiempo o en el espacio, lo que lleva a la recreación, a la fantasía, a experimentar lo que sienten o piensan otras personas, a escuchar otras voces, a desarrollar el criterio, a aceptar la diversidad y la pluralidad de opiniones, a entender la condición humana, a ampliar horizontes. La lectura aumenta nuestro bagaje cultural, nos proporciona información y conocimientos, promueve nuestra curiosidad científica y nos despierta nuevos intereses y aficiones. 




Sin embargo, hay que tener claro que, aunque los libros son importantes porque contienen valores y enseñan vocabulario y expresiones nuevas y el uso correcto del lenguaje, es el acto de leer en sí, si es posible todos los días, lo que llevará a su hijo a este rincón tan exquisito que es la aventura del saber, del conocer y descubrir. .
El interés por la lectura se debe inculcar desde la más tierna infancia, no es necesario esperar a que un niño lea para que él pueda tener contactos con los libros, y ha de ser tratado, con persistencia y dedicación, que se convierta en un hábito, fijando una hora al día para hacerlo; ya sea la hora de dormir, o después de la comida. También hay que cuidar el modo de acercarse a ellos. En estas edades tempranas les enseñamos todo acerca del libro, les iniciamos en las alegrías del viaje sin intentar saber que obtienen de él. Y con el tiempo le convertimos en buenos lectores, ávidos de nuevas aventuras, aún sin exigirles una moneda de cambio. Leer debe ser un viaje en el que cada nueva historia es un regalo. 



Y los adultos que los rodean deben alimentar ese entusiasmo en lugar de poner a prueba su competencia, estimular su deseo de aprender en lugar de imponerle el deber de recitar, convertirlo en un juego en vez de una tarea, haciendo que disfruten del presente sin blandir la amenaza del futuro. No podemos permitir que ese regalo se convierta en un Hay que leer, que solo fomentará recelo e inapetencia. Éste no refleja el deseo de que los niños lean, sino que saquen adelante sus estudios. Es decir, que lean para que aprendan a interpretar correctamente los textos y poemas que se les dan, que sepan analizarlos, y que los comenten y resuman inteligentemente.  Por inhibida que sea cualquier lectura está presidida por el placer de leer, que no ha de ser forzado, ni pervertido.La lectura no debe convertirse en un deber, así solo aprenderán a odiarla. Si no conseguimos inculcar ese amor que nosotros sentimos por la lectura en ellos, tampoco hemos de poner el grito en el cielo.   En el fondo, el deber de educar consiste, al enseñar a los niños a leer, al iniciarlos en la literatura, en darles los medios de juzgar libremente si sienten o no la necesidad de los libros.





Y en cuanto al libro ha escoger, hay libros para todas las edades y gustos. Libros sólo con imágenes, para que los padres vayan indicando el nombre de cada imagen o lo que acontece; libros con vocabularios, para que el niño vaya visualizando las letras y las palabras; libros con sonidos; y libros con texto e ilustraciones para los niños que ya saben leer. Hay mil tipos de libros y los niños deben leer lo que les interese, sin que los padres limiten sus gustos. Éstos deben valorar el momento de lectura de los hijos y diversificar los temas hablando de ellos con los niños, favoreciendo todo tipo de libro, sea del material que sea (tela, cartón, plástico, etc.).

Hoy día las editoriales de libros infantiles no solo han aumentado la cantidad de productos sin también mejorado su calidad. Si damos un paseo por las librerías y bibliotecas infantiles, podemos encontrar una infinidad de libros con las más bellas ilustraciones, rellenos de los temas más interesantes, de curiosas anécdotas... ¡Cada día son más irresistibles!

Por todo ello, en este blog vamos a sugerir unos pocos que destacan entre la gran variedad, proponiendo diversas actividades y juegos que sacarán todo el provecho que puedan de ellos y harán que disfruten aún más si cabe.



Y para terminar, un video que nos ofrece de forma muy original unas cuantas razones para leer. 


 
 

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